Vinieron las lluvias, y el mercado se prepara para el cambio de expectativas. Avanza el invierno en el hemisferio norte, y las miradas en Chicago siguen muy de cerca la evolución del tiempo en Sudamérica y su impacto en el volumen global de soja. En estas últimas dos semanas, hemos tenido muy buenas lluvias en muchas zonas productoras de soja que las estaban necesitando.
Podemos decir que la Argentina se salvó del desastre productivo por muy pocos días. Entrando ya en la última semana de enero, hubiera sido irreversible la fuerte caída proyectada en la producción de soja, de no haber sido por las precipitaciones de estos últimos días. Si bien hay zonas que todavía necesitan lluvias adicionales de aquí a los próximos 15 días, podemos decir que la soja salió de terapia intensiva y pasó a la sala de recuperación.
Sin embargo, hay que destacar que ya nadie habla de una cosecha de 50 millones de toneladas, salvo el USDA. Por parte de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se proyecta un volumen de producción de soja de 47 mill./t. Por ejemplo, AgriPac aumentó su estimación de fines de diciembre -antes de las lluvias- y ahora prevé un volumen de 43 millones.
Mas allá del número final de la cosecha, que se sabrá con mayor certidumbre cuando ingresen las máquinas, el mercado ha recibido un fuerte mensaje: de alguna forma, se ha cortado el fuerte e intenso período de sequía de los últimos dos meses. Y esto fue recibido como un bálsamo "bajista" durante toda esta semana. Hay que destacar que el mercado estaba sobredemandado ante la conjunción de poca oferta de soja disponible en un mercado en suba y una fuerte sequía que amenazaba con provocar un desastre en la nueva cosecha de soja.
Esto hizo que la industria aceitera tuviera que pagar un mayor precio por la soja disponible; superó, incluso, su valor de equilibrio y se vio obligada a operar desde hace muchos meses con fuertes márgenes de molienda negativos. Aparecen, además, otros factores que tratan de influir en la baja, como el caso de China, que anunció la suba de tasas para lograr contener el aumento de su inflación, y también la venta de sus existencias de aceite y de granos de soja al mercado para tratar de poner cierto limite a la suba en los precios internos.
Lo concreto es que China tiene un volumen de existencias de 6 mill./t, contra los 4 millones que tenía a igual fecha del año anterior. Y esta soja fue comprada a promedios de precio muy por debajo de los que se registraron durante la primera semana de enero. La estrategia de China fue sobrecomprar poroto en un mercado alcista, por la posibilidad de fuertes caídas en la producción de América del Sur, hecho que luego realmente sucedió. Ahora, las últimas lluvias han logrado cambiar el patrón productivo y la tendencia alcista del mercado.
Un análisis aparte merece el maíz, sin lugar a dudas la estrella de este mercado, con un precio para la nueva cosecha, que ya llegó a US$ 190 en la posición abril del Mercado a Término de Buenos Aires. En Chicago, el maíz mantiene una tendencia sostenida a firme; la posición julio llegó a los US$ 263, a diferencia de la soja que parece comenzar un nuevo camino con mayor propensión a la baja.
El precio FOB del maíz en el Golfo se cotiza a US$ 280, el segundo valor histórico alto de los últimos 20 años. El FOB del cereal en los puertos argentinos se cotiza casi a la par del Golfo. Este es un indicador de la firme demanda mundial de maíz, que se concentra sobre la Argentina, como segundo proveedor mundial. A este nivel de precios, muchos productores van a esperar el número mágico del maíz abril en US$ 200. Si tienen la cosecha ya asegurada y no están cubiertos, la sugerencia es cubrir con ventas futuras o forward al menos el 20% de la cosecha.