Hay situaciones que, a pesar de que se podían prever desde hace rato, a veces surgen de manera inesperada y obligan a todos a adaptarse rápidamente a ellas. El reciente levantamiento popular en Túnez, Egipto y otros países árabes del Medio Oriente (Yemen, Siria, Jordania y Argelia) fue, de acuerdo con los analistas, tan inesperado como previsible. Ningún inversor apostaba a que sucediera, aunque como siempre pasa, las señales eran bien visibles de que en cualquier momento podía ocurrir. Y ahora, con los hechos consumados, obliga a todos a rever sus estrategias de inversión, empezando por un escenario donde el barril de crudo Brent alcanzó en los últimos días los 100 dólares, mientras que superó los 90 dólares en la variedad WTI, valores que no se alcanzaban desde octubre de 2008, en plena crisis financiera.
En realidad, la suba en el precio del petróleo no es reciente. De hecho, en 2010 se incrementó un 22%, debido a la demanda de los principales países emergentes liderados por China, quienes han sostenido el crecimiento económico mundial durante el año pasado. Pero lo que pone a todos los analistas e inversores en estado de alerta es comprobar que sólo en enero de 2011 la suba fue del 9%, impulsado principalmente por la incertidumbre política que genera la caída del gobierno egipcio (y de algunos de sus vecinos como Túnez), así como el riesgo de que las protestas se radicalicen y la crisis termine afectando a todo el comercio mundial de petróleo. Y como suele suceder, los precios atraviesan barreras psicológicas (como el barril a 100 dólares) que provocan una mayor reacción de parte de los inversores en cuanto a sus expectativas futuras.
Si bien Egipto no es un gran productor de petróleo (en estos momentos incluso tiene que importar una parte reducida de su consumo local), sí posee un rol estratégico en materia de transporte del crudo. El país está atravesado en el noreste por el Canal de Suez y el oleoducto Suez-Mediterráneo (Sumed), por los que circulan casi 3 millones de barriles diarios, provenientes de las economías productoras del Golfo Pérsico en dirección a Europa y EE.UU. El temor de los mercados financieros se focaliza en el riesgo de que la crisis política egipcia se profundice, provocando un corte en los suministros mundiales. Este escenario podría llevar el precio del crudo aún más hacia arriba, acercándolo al récord de 147 dólares por barril alcanzado en julio de 2008.
La situación se vuelve más volátil por las protestas que vienen ocurriendo en Yemen, otro de los países que bordean la ruta del crudo entre el Golfo Pérsico y Occidente. Si bien el reclamo social no ha tenido la intensidad de Egipto, se trata de un país mucho más inestable que podría afectar al transporte de los buques tanque, obligándolos a desviarse (en caso de cierre de esta ruta) unos 10.000 kilómetros por Sudáfrica, demorando las entregas unos 15 días y aumentando los costos de flete.
Para los inversores, 2011 empieza con volatilidad, lo que los pone bastante nerviosos. Sin embargo, la situación en el Canal de Suez todavía no es de pánico, de acuerdo con los analistas. ?No existe una amenaza inminente. A pesar de que la ciudad de Suez vivió enfrentamientos muy violentos, nadie se la agarró con los barcos. Y nada indica que los manifestantes tengan la intención o dispongan de los medios para hacerlo?, afirmaron desde Barclays Capital, recordando además que la demanda mundial ya no está más concentrada en Europa y EE.UU., por lo que el Canal de Suez ya no es tan estratégico como antaño. ?Mientras que el epicentro de la demanda mundial se ha ido trasladando hacia Asia, el cierre del canal tendría un impacto mucho más limitado que en los años ?50 y ?60?, agregaron los especialistas, haciendo referencia a las dos crisis que vivió Egipto (cuando nacionalizó el canal y tras la Guerra de los Seis Días contra Israel) en las que decidió cerrarlo.
Por otra parte, la producción mundial de crudo en el Medio Oriente se encuentra en un nivel excedentario, por lo que una crisis temporaria en Egipto no debería afectar profundamente a la oferta mundial. Incluso Abdalá Salem el-Badri, secretario general de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), aseguró que el organismo tenía la capacidad de aumentar la producción en caso de escasez. Y que esta producción podía reorientarse, enviando todo el crudo del Golfo Pérsico con destino a Occidente hacia el mercado asiático y el de Africa que estaba destinado a Asia hacia Europa y EE.UU.
Pero el problema podría agravarse en caso de que el levantamiento popular se extienda a los demás países de la región. Ya hubo manifestaciones en Argelia y Libia, vecinos de Egipto que son grandes productores de hidrocarburos (4 millones de barriles diarios, equivalentes a los excedentes de producción de la OPEP). ?Por ahora no se prevén riesgos de escasez. Pero si la producción de estos países fuera afectada, la OPEP no tendría más margen de maniobra. Esto crearía una presión sobre la oferta y por lo tanto sobre los precios?, afirmó Guy Maisonnier, de IFP Energies nouvelles.
Como dicen los operadores, la peor noticia es la incertidumbre, por lo que hasta que la situación política no se aclare del todo en Egipto y la región, los inversores seguirán atentos a los precios. Para que en caso de profundización de la crisis, esta vez no los agarre de sorpresa.