El informe del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, en sus siglas en inglés) del miércoles pasado confirmó lo que era un secreto a voces: las cartas están echadas y el ciclo agrícola 2010/2011 estuvo muy lejos de ser satisfactorio. Ello, sin considerar que las estimaciones del organismo para la Argentina (tanto en maíz como en soja) son optimistas.

En definitiva, las reservas globales y estadounidenses de los principales cereales y oleaginosas se han ajustado más que peligrosamente y las cotizaciones en la Bolsa de Chicago reflejan dicha circunstancia.

Más allá del componente especulativo que contienen los valores en dicha plaza, y más allá de los factores externos que ocasionalmente puedan estar "ayudando" en sentido alcista (subas del petróleo por crisis egipcia, por caso), el clima en el segundo semestre de 2010 no ayudó a que se alcanzaran las producciones suficientes para mantener un adecuado balance entre oferta y demanda.

Sin margen de error

Así, las expectativas ahora comienzan a centrarse en la campaña 2011/2012, donde el margen para el error no existe. Por el contrario, de no alcanzarse volúmenes de producción récord veremos precios nunca vistos en la plaza granaria internacional.

De allí la justificada preocupación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), por el nivel de las cotizaciones de las materias primas agrícolas, y el firme llamado de atención a aquellas naciones que ponen trabas a las exportaciones con la excusa de limitar precios, toda vez que ello conspira contra la posibilidad de que aumenten la producción.

En definitiva, se confirman las presunciones de un mercado muy firme y volátil. "Ahora que la ven orinar, todos saben que es yegua", dicen en el campo. Hoy, son muchos los que reconocen que la plaza maicera internacional es una "bomba de tiempo" y que la sojera está más que complicada, mientras la del trigo se ve cada día más condicionada.

Errores

Pero los errores de apreciación no son exclusividad de los que analizan la plaza internacional. Por nuestros pagos las cosas no son distintas. La plaza triguera continúa siendo el "culebrón" del verano, con funcionarios que inventan excusas inaceptables y manejan cifras injustificables para mantener una distorsión en el proceso de formación de precios que va a cumplir cinco años y seis campañas. Ello incluye un perjuicio tan enorme como incomprensible para el país y sus productores, en beneficio de "algunos argentinos".

Mi consejo: tener memoria. Los gobiernos y sus funcionarios pasan, los productores quedan. Tener claro el rol de cada actor de esta novela será clave para el análisis ex-post, que defina quienes se aprovecharon de la coyuntura y sus circunstancias. Mientras tanto, limitar las ventas. La espera justificará cualquier tasa de financiamiento.

El paso del calendario juega a favor de los tenedores de mercadería. El mundo triguero está complicado en cantidad pero, por sobre todo, en calidad. Brasil vendrá por nuestro trigo. De eso no caben dudas. Es una historia parecida (este año será mejor) a la vivida en 2010. Tarde, pero seguro, los molinos brasileños arrasaron con el sobrante de trigo en la Argentina y en Uruguay, cuando algunos ya estaban perdiendo la paciencia.

En maíz, el riesgo de que se genere una "Trampa Mortal II" en la plaza doméstica es muy alto. Vender con compra de calls en Chicago pareciera ser la mejor opción.

Enrique Erize
Para LA NACION
El autor es vicepresidente de Nóvitas SA.