El G-20 comenzará a discutir hoy la forma de ponerle freno a la suba en el precio global de los alimentos, que llegó al nivel más alto desde 1990 según la FAO, implicó para el Banco Mundial que más de 44 millones de personas cayeran en la pobreza extrema y que generó revueltas políticas, como la de Egipto.
El debate se dará en la cumbre de ministros de Finanzas y Economía, y presidentes de bancos centrales de los países miembro del G-20, que sesionarán hoy y mañana en la capital francesa, París. La discusión girará en torno a cómo los Estados pueden regular la operatoria de los fondos especulativos trasnacionales, que tienen en su poder un porcentaje récord de los contratos abiertos en los mercados de futuros.
La eventual regulación, que es rechazada por los grandes productores de alimentos como Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina, Australia y Rusia, se discutirá en momentos en que el maíz cerró en u$s 285 la tonelada, el precio máximo desde mediados de julio de 2008.
En tanto, la soja se sigue moviendo en máximos de 31 meses (en torno a u$s 510 la tonelada) y ayer el algodón cerró al nivel más alto de toda la historia: por encima de u$s 2 la libra.
La propuesta de limitar la espiral en la que ingresaron los commodities agropecuarios fue elevada por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien remarcó que el movimiento de los fondos especulativos en ese mercado se constituye en una amenaza a la seguridad alimentaria internacional. En ese sentido, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advirtió que los valores de los alimentos se encarecieron por séptimo mes consecutivo, 3,4% en enero contra diciembre, y se ubicaron en el escalón más alto, tanto en términos reales como nominales, desde 1990.
Para sumarse al debate, a París viajaron el ministro de Economía, Amado Boudou, y el canciller Héctor Timerman, quienes ratificaron que, junto a Brasil, la Argentina rechazará cualquier intento por limitar los valores internacionales de las materias primas de origen rural.
Lo que vamos a defender es la posición de Argentina, que también es la que lleva Brasil, respecto a que no es una buena propuesta intentar que nuestros países no cobren los precios que los mercados dan por los bienes que producimos?, adelantó Boudou en declaraciones difundidas por el portal oficial Sala de Prensa.
El funcionario dijo que si Francia crece que hay que aumentar la oferta de alimentos?, el camino para lograrlo no es el de la regulación de los valores internacionales.
La férrea defensa que la delegación argentina hará del libre mercado para los granos tiene una razón de peso: el principal producto de exportación argentino es la soja, que el año pasado garantizó dólares frescos por cerca de u$s 24.000 millones y posibilitó un ingreso al Fisco de entre torno a u$s 7.500 millones y u$s 8.000 millones en concepto de retenciones.
Los actuales valores internacionales de la soja, en torno a u$s 510 la tonelada, garantizan que la Argentina tenga en esta campaña un ingreso de dólares, y de retenciones, similar al del año anterior, aún cuando la cosecha será menor que la de la campaña previa, como consecuencia de la sequía.
En el ciclo 2009/10, la Argentina produjo un récord de 55 millones de toneladas de soja. Este año, la escasez de lluvia que sufrieron los cultivos en momentos clave de la campaña, hará que se cosechen unas 48 millones de toneladas. De momento, y sin regulaciones previstas, el alza en los precios compensa las pérdidas en cantidades. Cada 10 dólares que sube o baja el valor internacional de la tonelada de soja, la cosecha local se aprecia o devalúa u$s 500 millones.