Parece una película ya vista. Cuando hace un año comenzaba la cosecha de maíz, los productores se preocupaban por el destino de su comercialización. Y ahora ocurre lo mismo. Iniciada la recolección (prometedora a nivel nacional y preocupante en casos individuales) se teme que la cuotificación de exportaciones provoque un cuello de botella que deprima los precios.
Desde la producción se observa la oportunidad que significan la demanda y los buenos precios internacionales, pero al mismo tiempo se lamenta que no lleguen al productor en igual medida por las distorsiones en el mercado. Se calcula un descuento de hasta 30 dólares por tonelada en el precio FAS teórico en la comercialización del maíz. En tanto, desde el Gobierno sostienen que no habrá "cuello de botella" y que inclusive se seguirían liberando más cupos.
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, este año se producirán 19,5 millones de toneladas de maíz. "Aunque a nivel individual hay muchos productores que sufrieron la seca y tuvieron rindes que estuvieron por debajo del promedio, en el orden nacional es una buena cosecha si se tiene en cuenta que sólo es un 10% inferior al récord histórico de la campaña pasada, de 22,5 millones de toneladas", dijo a La Nacion el presidente de la Asociación Maíz y Sorgo Argentinos (Maizar), Santiago del Solar.
Por su parte, Gustavo López, de la consultora Agritrend, considera un nivel de stocks del año anterior de entre 1 y 1,2 millón de toneladas, con lo cual la oferta total oscilaría entre 20 y 21 millones de toneladas. De ese total "es factible -dijo- que se consuman entre 8 y 8,5 millones de toneladas internamente con destino a la industrialización de balanceados (70%), molienda seca (5%) y molienda húmeda (17%) además de consumos directos".
Así el saldo exportable alcanzaría los 12 millones de toneladas, que es el mismo volumen de los cupos autorizados por el Gobierno: cinco millones al principio de la campaña, y siete millones anunciados la semana pasada en dos etapas de 3,5 millones de toneladas.
La voz oficial
LA NACION requirió la opinión del ministro de Agricultura, Julián Domínguez, sobre los motivos que preocupan a los productores, pero en la cartera derivaron la diligencia al secretario de Agricultura, Oscar Solís, para quien la política oficial en materia de granos no provocará un cuello de botella. "Inclusive todavía quedan 500.000 toneladas del cupo de cinco millones que se abrió al principio de la campaña".
Solís adelantó que el mes próximo se volverá a reunir la cadena de maíz para definir la segunda cuota de 3,5 millones anunciadas esta semana. "Y a partir de ese momento -señaló- estudiaremos el excedente que quede por carry over y por efecto de los cultivos sustitutos."
¿Qué diferencia hay entre liberar cupos por el saldo exportable y abrir definitivamente el mercado? "El Gobierno ha definido como sectores estratégicos a la molinería (para el trigo) y a la industria cárnica (para el maíz), por eso decidió proteger esos sectores y garantizar el consumo interno", dijo Solís
En tanto, fuentes de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca), organismo encargado de emitir los Registros de Operaciones de Exportación (ROE), explicaron que "existen ciertos productos que por su importancia para la seguridad alimentaria de una nación presentan tensión entre la demanda interna y externa. Tal es el caso del trigo pan y el maíz a granel".
Las fuentes agregaron que por ello el Gobierno ha creado las mesas del trigo y maíz mediante acuerdos entre toda la cadena comercial y el Poder Ejecutivo. "Dichas mesas -apuntaron- tuvieron y tienen por objeto sentar los criterios de comercialización, los volúmenes de abastecimiento interno y los saldos exportables."
Sostienen en la Oncca que "el Estado y los privados establecen los términos y las condiciones para autorizar las exportaciones. Por ende, desde que rige este procedimiento ninguna cosecha quedó sin vender y no hubo acumulación de existencias no deseadas. No hay razones, entonces, para considerar que ello vaya a ocurrir en el futuro".
Por último, las fuentes dijeron que "en la medida en que el Estado tenga certezas sobre el stock disponible, esto es, que los operadores involucrados en la comercialización procedan a la certificación de los granos, mayor será la certeza sobre el saldo exportable disponible, y más alta la probabilidad que el mismo se libere en su totalidad y al inicio del año agrícola".
Preocupación
"Nosotros hablamos con el Ministerio de Agricultura en reuniones formales, informales y hasta por carta. Les explicamos que todas estas cuotas lo único que hacen es, supuestamente, proteger que no haya desabastecimiento de maíz. Pero se están protegiendo de un problema imaginario. Nunca hubo desabastecimiento de maíz, no lo puede haber con estos volúmenes de cosecha y con todos los sustitutos que hay. Los ROE están para solucionar un problema que nunca existió", insistió Santiago Del Solar, de Maizar.
Agregó que el mercado va a estar siempre abastecido con la apertura permanente de las exportaciones. "Abrir las exportaciones es dar una señal para que el productor invierta y siembre, porque en la campaña 2011/2012 hay una oportunidad para aprovechar lo que significan la creciente demanda internacional y los precios que se pagan", sostuvo.
"Los precios internacionales tuvieron un crecimiento importante, pero no llegan al productor local por las distorsiones en el mercado. Primero por las retenciones (del 20%) y segundo, porque las restricciones a las exportaciones provocan una sobreoferta artificial que hace mermar el precio que recibe el productor en otros 20 o 30 dólares por tonelada. Así es muy difícil o imposible que se pague el precio FAS teórico que el Gobierno exige", explicó.
Del Solar concluyó que hay mucho maíz para exportar "porque, además, no se tiene en cuenta el millón de hectáreas que está destinado a forraje, que se consume en el campo. Es un sustituto que permite un mayor saldo exportable".
Por su parte, el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Luis Biolcati, señaló que la apertura de cupos de exportación no es una medida suficiente. "De esta forma, continúa el despojo a los productores, a quienes se les sigue descontando hasta 30 dólares por tonelada en el precio que reciben por su maíz."
Biolcati sentenció que "la única manera de que los productores reciban el precio pleno es que el mercado funcione en forma transparente, sin intervenciones y que las exportaciones estén abiertas sin restricciones durante todo el año".
Roberto Seifert
LA NACION