Pese a que en octubre pasado el Gobierno anunció que tras siete meses de veda, el aceite argentino volvería a entrar a China, el titular de la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) reconoció ayer que la recomposición del comercio se concentró en algunos embarques y que, desde hace meses, el gigante asiático no compra aceite.
En el marco del Foro organizado por Reuters sobre Inversión en América latina, el empresario indicó que la agroindustria argentina registró pérdidas en los primeros meses del año debido a que China, hasta 2010 primer comprador de aceite de soja, no importó ningún embarque en los últimos meses.
?Hasta ahora los márgenes han sido malos. Están operando (las empresas) con pérdidas, los márgenes dan valores negativos?, aseguró Rodríguez.
La Argentina es el primer exportador mundial de aceite de soja. Cuando China dejó de comprarlo argumentando problemas de calidad, el país debió reubicar sus envíos para minimizar las pérdidas. Aún así, esto implicó una caída en el precio del subproducto.
En ese contexto, India se convirtió en el principal destino del producto. Pero según Rodríguez, la relación comercial con este país también se puede complicar en el futuro cercano. ?Estamos preocupados: nuestro actual primer cliente nos amenaza con que no nos va a comprar?, dijo. Los controles que viene imponiendo el Gobierno sobre productos importados pueden ser un revés para el ya golpeado comercio del aceite de soja, que prácticamente no se consume en la Argentina.
La Argentina exportaba unos dos millones de toneladas al año de aceite de soja a China, por unos u$s 2.000 millones.
El país redireccionó esa producción a India y a biodiésel, aunque el precio por tonelada cayó u$s 70: desde los u$s 1.000 a u$s 930. La otra gran economía asiática, India, duplicó su demanda de aceite, hasta 1,5 millón de toneladas al año, y planeaba seguir expandiéndola, aunque ahora no se sabe cuál será la decisión. Otras 400.000 toneladas del producto se destinaron a producir combustible.
Las principales exportadores de granos y derivados de la Argentina, cuyas ventas están claramente afectados por la medida china, incluyen a Cargill, Bunge y Louis Dreyfus y a las locales Vicentín, Molinos Río de la Plata y Aceitera General Deheza.