En el último año, el precio del maíz ?que ayer alcanzó su pico más alto desde junio de 2008 con el contrato a mayo que se pactó a u$s 7,65 el bushel en el mercado de futuros de Chicago? ha subido 110% mientras los inventarios estadounidenses del grano declinaron 15%. Esa combinación tiene sentido desde el punto de vista económico. El aumento del precio y la reducción de los inventarios pueden ser respuestas a una escasez de suministro con respecto a la demanda. Pero Joseph Glauber, un funcionario del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, tiene una interpretación diferente. Este experto sugirió la semana pasada que los altos precios casi no han tenido impacto en los compradores: quieren tanto maíz que los inventarios han declinado de manera récord. Esta elevada inelasticidad a los precios de la demanda (términos que se usan para describir precios que cambian de manera más marcada que el consumo) puede verse en la mayoría de los commodities: los bruscos aumentos de precios han incrementado las ganancias de productores y operadores, pero no han desanimado a los consumidores. En estos días parece que sólo una escasez genuina de algún commodity (como se ve, por ejemplo, en el mercado del carbón térmico) puede frenar el consumo. La norma de que los precios quedan establecidos en el punto en que la demanda marginal se encuentra con la oferta marginal se aplica también a los commodities. Pero los precios están distorsionados por el financiamiento barato, que permite a muchos compradores pedir dinero prestado y hacer ofertas para llevar el precio a altos niveles, y no por eso utilizar menor cantidad. Aun cuando la oferta es amplia, los inventarios que cuentan con financiamiento barato pueden absorber la diferencia. Estas distorsiones tienen un costo económico. Los precios están tan por encima de los costos de producción que los productores no tienen claves respecto de cuánto invertir. Las hectáreas de tierra o las minas que pueden explotarse de modo rentable con los precios actuales pueden fácilmente hacerse deficitarios si el mundo financiero se hace menos expansivo, aunque la demanda se mantenga fuerte. Las ineficiencias en la producción son inevitables. Peor aún, los precios extremadamente altos pueden incentivar a los gobiernos que resultan beneficiados y cuentan con creciente ingresos a hacer promesas que después resultan imposibles de mantener. Un ejemplo potencial: según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por la sigla en inglés), el gobierno de Arabia Saudita sólo puede equilibrar su presupuesto si el precio del petróleo es de u$s 110 por barril para 2015 |