La salida de posición de los fondos y otros operadores en Chicago, debido a un aumento requerido en sus garantías para operar, pudo haber sido una de las principales causas de la corrida bajista que se produjo en la tarde de ayer.
Si analizamos los factores de oferta y demanda, tanto en trigo como en maíz, todos los indicadores son alcistas; no así en el caso de la soja donde la gran cosecha de Sudamérica y la estrategia de China de enfriar sus importaciones son los principales indicadores bajistas de la oleaginosa.
Trigo. En Estados Unidos, la siembra de los trigos de primavera tienen un atraso muy fuerte. A comienzos de esta semana ya se había sembrado el 10 por ciento del área, mientras que a igual fecha de la campaña anterior la siembra total llegaba a 57 por ciento. En el caso de los trigos de invierno el estado de los cultivos en la condición muy buenos a excelentes este año apenas llega al 34 por ciento, mientras que en la campaña anterior dicho porcentaje llegaba al 68 por ciento. Vemos entonces que en ambos cultivos las perspectivas de rindes y calidad son en teoría menores que los registros del año anterior. A nivel global venimos de una campaña donde la producción mundial tuvo una caída de 36,6 millones de toneladas con respecto al año anterior y en el mismo periodo el consumo mundial subió 10 millones de toneladas. En el balance global las existencias finales bajan de 198 a 183 millones de toneladas perdiendo algo más de 15 millones de toneladas.
Maíz. Vemos que el principal factor que podrá tener impacto directo sobre el mercado es el atraso en las siembras de maíz estadounidense, que se agrega a la caída de las existencias finales a comienzos de marzo.
Luego de conocido el último informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (Usda), que da cuenta de las existencias de maíz estadounidense al 1° Marzo, los operadores siguen muy de cerca la evolución del consumo interno tanto para producción de etanol como para alimentos balanceados.
Sucede que el nivel de existencias de maíz declarado en Marzo (17,4 millones de toneladas) es casi el mismo nivel de existencias finales que el Usda proyectaba para finales del año comercial, en septiembre.
La realidad indica que nunca antes en los Estados Unidos se llegó a un nivel de existencias de maíz tan bajo y critico, a falta de tanto tiempo para el ingreso de la nueva cosecha de maíz al circuito comercial. Por este motivo no hay referencia ni comparación histórica que pueda dar sustento a un análisis futuro y proyectar cómo podrá reaccionar el mercado ante esta situación. Podemos inferir que estamos ante un escenario de extrema firmeza para los precios del maíz disponible en los Estados Unidos desde aquí hasta el ingreso de la nueva cosecha.
Un factor externo que puede influir en el mercado es algún anuncio del gobierno chino de suspende las importaciones de maíz estadounidense.
Se debe tener presente también la potencial liquidación de las posiciones de los fondos de especulación, que consolidan una posición “larga” o comprada, que en algún momento van a comenzar a salir. Esto es lo que sucedía desde comienzos de abril y hoy los pronósticos de buen clima para la siembra de maíz han provocado una salida de la posición comprada de los fondos, lo que generó una corriente bajista en el mercado, a pesar de los fundamentos alcistas.
Para agregar un componente de incertidumbre al mercado en esta nueva campaña de maíz estadounidense asistimos a un considerable atraso en las siembras: el mayor de la última década. Todavía un 50 por ciento de la superficie, 18 millones de hectáreas, no ha sido sembrada.
Si bien especialistas de reconocidas universidades estadounidenses aseguran que el atraso en las siembras no es para preocupar y no tiene ningún efecto negativo sobre los potenciales rindes, hay que tener en cuenta que para poder compensar dicho atraso se requieren condiciones climáticas ideales y que se revierta el exceso de humedad en los estados del centro oeste y la sequía en los estados del sur.
En conclusión, será el clima en definitiva el factor que permitirá a los estadounidenses poder sembrar superficie de maíz que tenían proyectada.
Como vienen dadas las condiciones climáticas y de evolución de las siembras, vemos muy difícil que los estadounidenses puedan cumplir con su aumento de superficie inicialmente proyectada.