La cotización del trigo en el mercado de futuros de Chicago tocó ayer su menor valor en lo que va del año, al caer 2% respecto del viernes y ubicarse en u$s 255 la tonelada a septiembre. El precio del cereal tocó el mínimo desde diciembre debido a la expectativa de que la oferta mundial alcanzará para abastecer la demanda, en un contexto en el que Rusia volverá en los próximos días a exportar, luego de un año de cierre de sus ventas externas, y buenas cosechas europeas y menores daños de los esperados en el trigo de invierno y primavera de Estados Unidos y Canadá.
Este escenario golpeará a la Argentina incluso en un escenario de permanente intervención del mercado triguero. El Gobierno mantiene frenadas las exportaciones desde hace tiempo para cuidar el abastecimiento y el precio del pan en el mercado doméstico. Trascendió que la semana próxima habilitaría la venta de 200.000 toneladas de la vieja cosecha para vender al exterior, en tanto que la expectativa para la próxima campaña diciembre es que el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, abra el grifo y permita exportar 3 millones de toneladas.
Ante estas restricciones, la baja del precio del trigo afectará al productor, que recibirá por la tonelada del cereal cada vez menos dólares.
Por su parte, la soja agosto en Chicago subió apenas 1 dólar (0,2%) respecto del viernes y cerró en u$s 490 la tonelada, mientras que la cotización del maíz septiembre trepó 1,6% y se ubicó en u$s 270 la tonelada.
Los altos precios de los commodities podrían tener un freno en los próximos años debido a cambios que sufrirá la economía de China, la principal economía demandante de alimentos, según advirtió la consultora Ecolatina en su último informe. De acuerdo con el documento, el punto vital para la Argentina es con cuánta antelación podrán los mercados financieros anticipar el fin del ciclo del espectacular crecimiento chino.
Como consecuencia del colapso de las exportaciones por la crisis subprime, las autoridades chinas anunciaron en noviembre de 2008 una serie de medidas fiscales para apuntalar el crecimiento y frenar el desempleo, básicamente, a través de un programa de inversión en infraestructura, indicó Ecolatina, que apuntó que ese paquete de medidas fiscales actuó como una gigantesca aspiradora de mano de obra excedente. Entre las consecuencias de ese plan señala el informe se destaca un encarecimiento de la mano de obra, lo que afectaría la competitividad de las exportaciones chinas y, en consecuencia, China dejará de exportar deflación al mundo. A ello se le suma un cambio demográfico, con envejecimiento poblacional y un masivo proceso de urbanización.
En 2002, China era el destino del 4,6% de las exportaciones argentinas, mientras que el año pasado llegó al 9%. En ese lapso, las ventas al país asiático crecieron un 423%.