Terminada la cosecha de soja en los Estados Unidos, las miradas del mundo están puestas en Brasil y la Argentina, segundo y tercer productores mundiales de la oleaginosa, respectivamente. Y las noticias del último mes no son buenas. Lluvias escasas e irregulares en ambos países, en especial en la mejor zona agrícola del país –que comprende Buenos Aires, La Pampa, parte de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos– retrasaron la siembra en las últimas semanas. A esta altura, resta implantar la mitad de 18,7 millones de hectáreas proyectadas, lo que significa un retraso interanual de 2,1%, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
En este contexto, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) publicó ayer la primera estimación de cosecha de soja para este año (aún no hay cifras del Gobierno ni de las demás bolsas del país) y prevé que la recolección será de 49,5 millones de toneladas, lo que reduce en 5% las proyecciones informales de principios de mes. De darse este resultado, la cosecha caería tres millones de toneladas respecto del año pasado a pesar de que el área sembrada aumentó en unas 500.000 hectáreas.
Pese a que nadie se anima hoy a recortar más las estimaciones, hay preocupación respecto de que el clima seco en los próximos meses complique aún más la evolución del cultivo estrella de la Argentina, que representa más de la mitad del volumen cosechado de los cuatro principales granos (trigo, maíz, soja y girasol).
Se empezó a instalar un fenómeno ‘Niña’ (seco) que va desde mediados de noviembre y que entre enero y marzo genera lluvias muy por debajo de lo habitual”, explicó el especialista de Agritrend, Gustavo López. La clave está, amplió “en qué situación agarre al cultivo”.
La fuerte sequía que ocasionó este evento climático la última vez, entre 2008 y 2009, recortó la cosecha nacional de soja a poco más de 30 millones de toneladas pese a que el área sembrada era poco menor a la de este año (18 millones de hectáreas), según cifras oficiales del Ministerio de Agricultura (Minagri).
Mientras que la cosecha estadounidense fue menor que la esperada, el consumo mundial de soja, impulsado por China, sigue en alza. En paralelo, el recorte de proyección de cosecha argentina acompaña al mismo pronóstico en Brasil, donde las estimaciones pasaron de 69 millones de toneladas a 67,5 millones en las últimas semanas. Todo esto presiona sobre los precios.
Según López, la suba actual de la soja no es una burbuja porque, esta vez, los fundamentos del negocio son alcistas: los stocks mundiales son bajos, la demanda es alta y la oferta está comprometida. El valor de la oleaginosa ya llegó a los $ 1.300 por tonelada en Rosario.
Para el maíz, la BCR estimó una cosecha de entre 21 y 22 millones de toneladas de maíz que ingresarían al circuito comercial, es decir, se suman a otro tanto que se produce para alimentación animal.
“El cultivo de maíz tuvo muy buenas condiciones de humedad en el inicio de la siembra”, explicó la BCR, cuando ya se sembró más del 75% del área, proyectada en 3,85 millones de hectáreas. En función de estas proyecciones, ese sector pide que se liberen más exportaciones.