¿Qué va a hacer el domingo a la noche? Si está libre y no tiene algo agendado, a eso de las 10 de la noche, asómese a la ventana de su casa: puede que el mundo, tal cual estaba concebido, haya dejado de existir... Más allá de la brutal exageración, ese día, a esa hora, se espera, ?tal como ocurría en 2008 bajo la tormenta de la crisis subprime? que el gobierno estadounidense de señales de vida... y que le entregue al mundo financiero la noticia de un acuerdo entre los legisladores demócratas y republicanos, lo que le permitiría al presidente Barack Obama la posibilidad de seguir endeudándose y, con esos fondos, mantener la algo averiada expectativa de una recuperación económica en un plazo relativamente breve. Hasta entonces, parece, habrá que esperar. Si bien la espera cotiza en baja en Wall Street, los mercados parecen haber soportado bastante bien la incertidumbre que despierta un escenario potencialmente dantesco. Ayer el Dow Jones descendió 0,5% mientras que el Merval saldó un milagroso 0,01% positivo e incluso los bonos argentinos registraron recorridos atractivos. Las acciones tuvieron un impulso temprano gracias a una caída en los pedidos de subsidios de desempleo en EE.UU. y a un alza en las ventas pendientes de casas. Sin embargo, el mundo financiero sigue pendiente de lo que pueda pasar con EE.UU, donde puede que incluso el consenso no sea tan relevante, y que se trate, apenas, de la punta de un iceberg que amenaza con liquidar toda la expectativa de recuperación de buena parte de la economía mundial, por lo menos, la parte que le toca a EE.UU. Para Enrique Álvarez, jefe de estrategia de Idea Global en Nueva York, ?aunque se alcanzara un acuerdo, habrá problemas, porque es probable que todo el proceso haya llevado a las calificadoras a tomar la decisión de bajar la nota de Estados Unidos y eso podría ser el comienzo de algo mucho más grave?. A esto se anuda un dato clave: hay, en el planeta financiero, infinidad de compañías de seguro y fondos de pensión e inversión, que por mandato, sólo pueden tener su dinero invertido en activos que tengan la mejor calificación de todas, es decir, triple A. Si los bonos del Tesoro dejan de ostentar esta calificación, esto implicaría una venta masiva de estos títulos ya que los fondos no pueden seguir invertidos en ese activo. La gran oferta de títulos provocaría una caída en el precio y, lo que es peor, un alza en el rendimiento del título. Por lo tanto, esto impactaría en forma alcista en la tasa de interésà lo que es lo mismo que decir que el dinero será más caro, las hipotecas pagarán más tasa, y los créditos pasarán a ser una especie en extinción. En Europa, mientras tanto, la falta de claridad sobre los detalles del segundo plan de rescate de Grecia sigue pesando sobre los inversores, si bien ayer las Bolsas reaccionaron en forma medida. De todas maneras, en los dos países más afectados por la deriva griega, esto es, Italia y España, el riesgo-país está por encima de los 300 puntos básicos. |