El Congreso de Estados Unidos sepultó el fantasma de una cesación de pagos al aprobar un paquete de recortes del déficit, pero se mantiene la incertidumbre ante una posible rebaja en la calificación crediticia del país y contiendas por futuros impuestos y gastos.

El presidente Barack Obama y los legisladores de todo el espectro político expresaron alivio tras el compromiso alcanzado para elevar el tope del endeudamiento. Sin embargo, las acciones estadounidenses cayeron con fuerza al intensificarse el temor entre los inversionistas por la persistente incertidumbre económica y política que acosa a la mayor economía del mundo.

La posibilidad de una eventual rebaja crediticia desde la máxima nota aumentó cuando Moody's Investor Service, una de las tres grandes agencias calificadoras, dijo que asignaba un panorama negativo a la nota "AAA" de Estados Unidos.

La medida, anunciada tras el cierre de los mercados estadounidenses, podría llevar a una rebaja en la calificación de la deuda del país en los próximos 12 a 18 meses, lo que elevaría los costos de endeudamiento y deprimiría aún más a la débil economía.

Esto podría suceder "si hay un debilitamiento de la disciplina presupuestaria en el año siguiente" y si "la coyuntura económica se deteriora considerablemente", aseguró la agencia.

Moody's, manteniendo la nota "AAA", dijo que el acuerdo sobre la deuda firmado por Obama era un buen primer paso, pero que el país estaba en riesgo de una rebaja crediticia si había un debilitamiento de la disciplina fiscal el próximo año y si la economía se deterioraba.

Fitch Ratings, la primera agencia en reaccionar, en tanto, no descartó colocar un panorama negativo a la nota "AAA" de Estados Unidos cuando concluya una revisión a fin de mes, dijo el máximo analista de Fitch para Estados Unidos.

Standard & Poor's, que aún no se ha pronunciado sobre el acuerdo de deuda, dijo a mediados de julio que había una posibilidad de un 50 por ciento de que recorte la calificación del país en los próximos tres meses.