Un equipo de crisis comandado por el ministro de Economía Amado Boudou y a los que responden el vice ministro Roberto Feletti y la ministra de Industria Débora Giorgi vienen trabajando para elaborar una serie de medidas para enfrentar esta tercera crisis financiera mundial desde la caída de las hipotecas subprime en julio del 2007 en los EE.UU.
Entre las medidas que podría tomar el Gobierno en los próximos días figuran: una baja de las retenciones para las exportaciones de productos sensibles ante una menor demanda de Europa y Estados Unidos que son fijadores de precios en los mercados internacionales, el armado de un tercer Fondo del Bicentenario 2011 con reservas del Banco Central considerando que el actual de unos 7500 millones de dólares para pagar deuda privada como Bonar V, Boden 2012 y Cupón PBI se agotaría recién a fines de este año y la elaboración del Proyecto de Presupuesto 2011 para antes de fin de mes.
El Gobierno ya ha comenzado a actuar desde el miércoles 5 de agosto cuando el ministro de Economía, Amado Boudou, anunció la rebaja por 180 días de las retenciones a las exportaciones de 34 productos pesqueros elaborados. Boudou aclaró en ese entonces que la medida se tomaba en respuesta a la decisión de los países europeos de fijar precios para las importaciones, y como una forma de ayudar a la producción local pesquera para no perder fuentes de trabajo. La baja anunciada no fue menor. Las retenciones a las exportaciones de merluza y el langostino bajaron un 50% y las retenciones se redujeron del 10 al 5% y las de calamar bajaron un 75% y el arancel pasó del 10 al 2,5%. En términos fiscales estas bajas le cuestan al estado unos 130 millones de dólares, frente a exportaciones pesqueras que totalizaron unos 1.300 millones de dólares.
Por ahora las autoridades han descartado reducir retenciones a productos como claves en la recaudación impositiva, como los derivados del petróleo y la soja que tienen retenciones del 45% y el 35% respectivamente ya que el costo fiscal sería muy alto para el Estado.
Pero se podrían bajar las retenciones de productos agropecuarios como el trigo del 23% y el maíz del 20%. En el caso de estos últimos hay que destacar que son mercados cupificados, por lo tanto una baja en las retenciones sólo sería beneficiosa para esos sectores si se abrieran las exportaciones totalmente dejando de lado las cuotas establecidas para el mercado interno. También se podrían bajar retenciones en algunas manufacturas de origen industrial (MOA) y manufacturas de origen agropecuario (MOI). La idea del Gobierno consistiría en ayudar a los sectores dinámicos que incrementen sus inversiones y proteger los puestos de trabajo que podrían estar en juego por una menor demanda de los EE.UU. y de Europa.