Por encima de las preocupaciones propias de un mundo financiero en crisis, las expectativas de rindes muy pobres para EE.UU. -no sólo para maíz sino también para soja- prevalecen con firmeza.
Y así los precios se mueven como peces en el agua. Con ánimo de subas.
El calor sigue siendo un problema, que día a día se agrava en la región agrícola de este país.
En tanto, los fondos especulativos, como es de esperar, operan apostando a nuevas alzas. Lo que augura que, de un momento a otro, haya esporádicas bajas por tomas de ganancias.
Un poco más adelante, los fondos acentuarán, seguramente, lo que el clima vaya marcando. Tratándose de anticipar a los fenómenos derivados del tiempo habrán de pronunciar las subas o las bajas, según éste se comporte.
Hace pocos días hubo algunos registros de agua caída en EE.UU. Pero ellos fueron insuficientes, dado el estado de los suelos y el calor imperante. Las precipitaciones vinieron a ayudar, pero no a revertir el cuadro. Sobre todo para los maíces sembrados en fecha temprana, que son los cultivos más perjudicados.
La soja exige una buena cantidad de agua para formar las vainas. Frente a ello, el mercado va tomando nota de la situación, ciertamente endeble, que debe atravesar.
Las cosas se muestran así: es cada vez más difícil que la cosecha en América del Norte logre un volumen adecuado para mantener los precios por debajo del nivel de los últimos meses. En tal caso, los operadores ya están mirando al sur.
Pero, las preocupaciones no se amortiguan con la próxima cosecha de este hemisferio. América del Sur, la región que define los valores después de Norteamérica, tiene un panorama escéptico.
La Niña asoma sus fauces. De hecho, las esperadas lluvias de Santa Rosa en la Argentina apenas pudieron humedecer los suelos. Y solamente de algunas partes.
En este cuadro, la cama de siembra no logra acumular un buen grado de humedad.
Se sabe que viene La Niña y, además, que se ingresa en la campaña con fuerte escasez de humedad.
En Brasil sigue la falta de un adecuado nivel de lluvias para la siembra que está en sus comienzos.
Así, lógicamente, la demanda internacional, en lugar de mostrarse serena, afronta un proceso de angustia que la empuja a tomar acción, cuando no debería hacerlo, y así debe pagar precios inusuales.
Así está el cuadro. Por más que, en el plano financiero, haya buenas o malas noticias, la realidad es que los valores, hoy, tienen como mayor componente el derivado del clima.