Ayer, por impacto de factores externos, la cotización de la soja en Rosario bajó $20. Y si bien cerró a un precio de los más altos en la historia en pesos y en términos nominales ($1.340), fue escaso el volumen operado (5.000 toneladas), en parte por la apuesta del productor a vender mejor. Pero la tranquilidad de los negocios contrastó con el permanente debate entre compradores y vendedores por el precio de la soja, un cruce que se está poniendo cada vez más duro y el martes tuvo un punto álgido. En rigor, la soja cotizó el martes en el recinto de la Bolsa a $1.350 en el mercado disponible y abierto, pero, llamativamente, un exportador dijo por tele que se había operado a $1.360. Algo vio la Bolsa de Comercio, posiblemente relevando que hubo mejores precios en las operaciones “por el costado” (no son valores abiertos a todos), y por eso puso en su informe que cotizó a $1.360. Pero, según contaron a punto biz, operadores los lotes más grandes llegaron a conseguir $1.370, y no fueron pocas las operaciones concretadas. También cotizó a $13.70 la soja en la posición noviembre del Mercado a Término de Buenos Aires, prácticamente un negocio disponible. Y para colmo, las cooperativas mostraron por la noche una cotización de $1.380, aunque no se dieron precisiones sobre si realmente se hicieron operaciones o si hubo algo más que compras entre divisiones internas de ellas. En esa mezcolanza de números, al otro día (ayer), el precio de Pizarra elaborado por la Cámara Arbitral dio $1.361. Entonces: ¿Cuánto vale la soja? ¿$1.360 o $1.380? ¿Por qué esas diferencias con el precio? El tema es que, como pasa generalmente a esta época del año cuando empieza a quedar menos soja de la campaña, se recalienta la puja por el precio entre compradores y vendedores, pero este año la pelea viene más áspera por las crecientes necesidades de los exportadores de conseguir la soja que el productor todavía tiene bien guardada para cumplir con despachos al exterior y abastecer a las plantas, pero sin recalentar más los precios para no alterarle los costos. El tema es que como hay muchos vencimientos de ventas que el productor hizo a fijar (entrego antes la mercadería y el precio se pone luego en base a lo que arroja la Pizarra), la exportación acuerda muchas operaciones “por afuera” del recinto a precios mayores a los ofrecidos en el abierto para asegurarse la mercadería (sólo compra lotes grandes). Y al hacerlo así no infla la pizarra (que los complicaría porque tiene que pagar operaciones a fijar) ya que al ser valores que los corredores no declaran (en acuerdo y/o a pedido de la exportación) no se computan para el ponderado. El tema es que con esta incipiente libanización del mercado se hace menos transparente la formación de precios equilibrados. |