El nuevo mandato de Cristina es para el campo una certeza de continuidad en dos aspectos: la protección del abastecimiento interno de los alimentos y la promoción del agregado de valor a los commodities.
Lo primero se traduce en el mantenimiento de los controles a las exportaciones de trigo y de maíz, donde lo que se discute no es el qué, sino el cómo. En este sentido, el Gobierno analiza la propuesta de Agricultores Federados Argentinos (AFA) que impulsa la fijación de los cupos de exportación que pesan sobre ambos sobre la declaración de producción de cada agricultor, y que no plantea una eliminación de los mismos.
En paralelo, el impulso al valor agregado está plasmado en el Plan Estratégico Agroalimentario (PEA) al que se aferra el Gobierno para hablar de sus objetivos para el sector.
Estas certezas contrastan con la incertidumbre de un mercado internacional que se debate entre la falta de solvencia y los salvatajes, mientras recortan la proyección de crecimiento de los consumidores de alimentos a los largo y ancho del mundo.
La primera incógnita es la evolución del precio de los granos, no solamente porque entre el complejo sojero y cerealero participaron con un tercio de las exportaciones argentinas de 2010, sino también porque aportan buena parte de los ingresos fiscales por retenciones.
Desde Nueva York y en diálogo con El Cronista, el economista jefe de Mercados Emergentes de Idea Global, Enrique Álvarez, dice que hay dos posibilidades de ?shock? para la Argentina. La primera es la solución que se busque a los problemas europeos y si esta les devolverá liquidez a los mercados para ?levantar el segmento especulativo sobre los precios de las commodities?. La segunda es la demanda china, aunque Álvarez minimizó el efecto de una posible desaceleración de esa economía, que ?pesará más sobre las exportaciones de hierro y cobre de Brasil que sobre la exportación de granos?.
Sin certezas, los actores nacionales analizan la situación de manera dispar pero a futuro, la palabra ?volatilidad? se repite.
Los agricultores cosechan trigo y siembran maíz y soja con buenas perspectivas climáticas y un escudo al menos parcial a los vaivenes internacionales gracias a una demanda firme.
En el sector de las carnes, el ex dueño de Quickfood analiza que ?si el mundo vuelve a crecer, la demanda internacional va a aumentar porque la carne es un producto prácticamente de lujo?. Luis Bameule vendió su firma a capitales brasileños durante el gobierno de Néstor Kirchner.
En materia láctea ?se augura un período positivo? aún cuando ?en estos momentos se verifique un debilitamiento de los precios internacionales?, expresan desde la firma SanCor
Entre las agroindustrias, la de los biocombustibles es la que avanza con más firmeza, apoyada por la política oficial que promete continuidad.