En el plano financiero, el mundo está sumamente complejo. Un día parece que las cosas se resuelven. Pero otro, todo parece peor.

De un extremo a otro. Así vamos. Desconcierto, promesa, esperanza. Y nuevamente frustración. La rueda gira entre estos pasos.

Y en medio de todo esto, Grecia es la que está en la vidriera sin que se resuelvan sus problemas. Y así, los títulos griegos caen y con ellos pierden valor los demás.

Por la fuerte presión de los jefes de Estado de la Unión Europea, el primer ministro griego Papandreu dejó de lado la posibilidad de un referéndum sobre el rescate financiero del país y, finalmente, aceptó la formación de un gobierno de unidad provisional a conformarse con la oposición también.

De esta forma Papandreu queda en una posición sumamente debilitada y, en consecuencia, es muy posible que, en breve, termine su mandato.

Pero, por otro lado, estos hechos pueden ser interpretados como algo positivo, en tanto y en cuanto encaminen al país a una solución según los parámetros sugeridos por la U.E. Y así parece que, por ahora, lo tomaron los mercados bursátiles.

Así las cosas, el mercado de granos y de subproductos no queda ajeno. La tendencia a buscar alternativas de máxima seguridad se acentúa.

Lo interesante de todo lo que estamos viviendo es la resistencia que muestran los granos a bajar dada la complejidad de los problemas financieros.

Esta suerte de resistencia a la caída promete un panorama alentador para cuando las cosas mejoren en la U.E. O, más precisamente, para cuando pase la tormenta griega. Respecto a las variables fundamentales, hay que decir que no se aprecian cambios a nivel internacional.

La cosecha de EE.UU. tanto sea de maíz como de soja no presenta variantes de magnitud.

Donde la cosa sigue dando que hablar es en el trigo argentino. Todavía sigue sin definirse el cuadro de liberalización esperado.

De una disponibilidad de 17,5 millones de toneladas de trigo, se autorizaron ventas externas por aproximadamente 8 millones de toneladas y los molinos compraron cerca 5,5 millones de toneladas para cumplir con las necesidades del mercado interno.

Así, entonces, se puede decir que el total comprado de trigo 2010/11 ha llegado a 13,5 millones de toneladas, con un remanente de 4,5 millones de toneladas.

Es posible que el país, entonces, cuente con 3 millones de toneladas de trigo que pueden ser vendidas antes del gran ingreso de la nueva cosecha, que comenzaría el mes que viene.

Hablamos de un volumen que podría aliviar las urgentes necesidades de dólares que muestra el mercado cambiario frente a la desenfrenada presión de una demanda atemorizada con el cuadro inmediato.

Se trata de un cuadro económico que debe enfrentar una balanza comercial próxima a un nivel de déficit, después de varios años con saldo sumamente positivo, y un esquema fiscal donde las cuentas muestran un rojo preocupante.

Así los llamados superávit gemelos –en el plano comercial de la Balanza de Pagos y en el plano fiscal- serían una especie en extinción. Si a ello le agregamos la percepción  generalizada de que el tipo de cambio se encuentra rezagado por la acción de una alta tasa de inflación, entonces, tenemos las condiciones necesarias para que la gente busque mayor seguridad, desesperadamente, con la compra de dólares.

La apertura total del mercado de trigo, además de ser una señal de cordura que contribuiría a apaciguar las inquietudes en el mercado cambiario, sin duda aportaría un importante ingreso de dólares desde el exterior.

Es una verdadera lástima que  no se haya podido capturar los precios de principios de año, como cuando en febrero pasado Chicago logró superar el nivel de u$s 328 por tonelada.

Hoy este mercado muestra valores más bajos y lo peor de todo es que, probablemente, con la entrada de la cosecha del hemisferio sur, tal nivel baje aún más, a medida que nos acerquemos al fin de año.

Cabe destacar que se aguarda una buena cosecha en Australia, con una expectativa de alcanzar más de 19 millones de toneladas.