Julián Dominguez, el actual ministro de Agricultura, habla a toda velocidad. Pero su discurso se parece cada vez más al de un legislador que al de un integrante del Gabinete nacional. Asegura que lo enorgullece formar parte del gobierno que defiende los intereses del pueblo, de las mayorías. En ese sentido, sostiene que se siente “un diputado más” y que lo entusiasma el rol de legislador porque podrá “dar la pelea” por la ley de tierras y otras tantas que necesita el modelo político que encabeza Cristina Fernández.
–¿La ley de tierras es una de las leyes claves para la nueva etapa que comienza?
–Creo que el renunciamiento de la política a decidir sobre los destinos de los argentinos ha dado como consecuencia que el Estado se corra. Era más fácil hacer de gerente o empleado que organizador o garante del bien común, que es el rol del Estado. Y en el tema de las tierras es más que claro. Se impone una legislación que le ponga límite a la inversión de extranjeros en un recurso estratégico nacional. Esperemos que antes de fin de año tengamos la ley que proteja la titularidad de los dominios argentinos. En esto no se puede hacer como el tero, que pone los huevos en un lado y pega el grito en otro. Me parece que hay que poner la convicción donde se pone la palabra, de tal manera que la Argentina pueda construir con previsibilidad, el ordenamiento territorial y la titularidad del dominio para los argentinos en los próximos años.
–¿Cuando habla del tero se está refiriendo a los bloques opositores que decidieron no debatir la norma?
–Seguro. No se puede tener un discurso y actuar de otra forma. Me parece que la política argentina requiere coherencia, vivir como se piensa, y por eso tenemos que reconciliar la palabra con la acción. Este es el desafío de este tiempo y la ley de tierras es central para garantizar la estrategia agroalimentaria de la Argentina, que se plantea ser el líder agroalimentario a nivel mundial.
–Este proyecto seguramente podrá llegar al recinto luego del 10 de diciembre.
–Le diría que una de las razones que me entusiasma muchísimo con asumir el rol de legislador es para ir al Parlamento a dar esta pelea. Esta pelea es imperativa de la hora de los argentinos.
–Bueno, se adelantó a la pregunta sobre si asumirá su cargo de diputado.
–(Ríe) Como diputado este proyecto me apasiona, porque hay además una serie de temas que vinimos trabajando durante mucho tiempo y este es el momento de poner los pingos en la cancha. El cuidado, el ordenamiento de la tierra y la certificación de los procesos productivos es central. También es importantes garantizar el derecho a quien vive en la tierra, me parece que hay por delante una tarea de regularización dominial, donde cada familia pueda tener su propio terreno. Me parece que es un debate apasionante que tenemos que dar en el Congreso, porque dejaremos las bases para la próxima década, como lo planteó la presidenta, poniendo el acento en el interés de los argentinos pero esencialmente de los que trabajan la tierra.
–¿Cuál es el desafío parlamentario para este nuevo período?
–Mire, es apasionante ser legislador de un proyecto nacional donde la presidenta está liderando la defensa del interés nacional y en construir el espacio normativo que garantice la consolidación del proyecto. Además, cuando se gobierna para el interés de la mayoría, se lo hace para mejorar la educación, la justicia, la ciencia, la tecnología y para pararse frente al FMI y decirle no a las políticas financieras y sí a las políticas productivas.
–¿Será el nuevo presidente de la Cámara Baja?
–Sería de mi parte una falta de respeto adelantarme a algo que debe ser la decisión de un cuerpo colegiado que definirá quién será el conductor de la Cámara. Soy un diputado más de la provincia de Buenos Aires. Seré parte de la negociación cuando el bloque dé primero la discusión de sus autoridades y después discutamos quién va a representar los intereses de todo el cuerpo.
–¿Le gustaría seguir en el ministerio?
–Siempre quedan infinidad de temas, pero también me siento orgulloso de que sea la presidenta quien marque el lugar donde debo prestar servicio a la patria. Sobre todo cuando uno está convencido de que Cristina Fernández defiende a la patria como nunca antes se había hecho. |